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miércoles, 18 de mayo de 2011

18-05-11

Hoy toca la continuación de la entrada anterior, se trataba del Hotel Landa Palace en Burgos y ahora os enseño un poco del interior.



Es un reloj enorme imitando a uno de bolsillo, que preside la entrada de la cafetería. Todo guarda una similitud cromática, por la iluminación  utilizada y por las características de los objetos, maderas antiguas, hierro oxidado, cobres y pinturas en tonos ocres, es como si el "tiempo" se hubiera detenido en este lugar.


"Tiempo" que se vuelve a repetir en otros lugares, en otros rincones, contando los segundos, los minutos, las horas. . . . . .  con un tic -  tac profundo e inalterable. Relojes antiguos que siguen marcando el tiempo de hoy y que marcaron el del ayer, en quien sabe que casas señoriales o palacios ya en desuso. Tiempos de historias pasadas, tiempos de vidas pasadas, tiempos que de alguna manera nos marcan la vida.    



Rincones señoriales y a la vez agradables, que invitan a quedarse a charlar, a compartir, a reflexionar y de fondo el tic - tac del tiempo, rítmico, constante e imperturbable.


Otro rincón que rezuma frescura y tranquilidad, un porche acristalado, inundado de plantas, cerámica y cobre. Un lugar ideal en verano y agradable en invierno, para disfrutar a la vez de una dualidad interior y exterior. 



Entre los objetos que se repiten, una y otra vez son estos pucheros de cobre de distintos tamaños y mejor o peor maltratados por el paso del tiempo y el uso.  Cuantos olores, cuantas recetas habrán albergado, cuantas alegrías habrán procurado, cuantas necesidades habrán satisfecho. Tanto el rico en su riqueza como el pobre en su pobreza habrán disfrutado de lo que allí se cocía, "la comida" lo que hoy a muchos les sobra y a otros les falta.    



El círculo de la vida, que nos envuelve y nos rodea. Como el de este magnífico salón que nos agrupa sobre manteles blancos, maderas nobles y en el centro un gran puchero de cobre.    



Como todo no es historia y antiguedad, que mejor que deleitaros con esta bollería hecha  en el mismo hotel. El tono dorado de los bollos y el diseño antiguo de la cerámica hacen que nos transportemos a otra época, a otros olores y aromas, que seguro que cada uno llevamos guardado en nuestra memoria olfativa. 



Y como no, los viajeros y descubridores de este lugar tan especial y mágico al que me gustaría volver para saborearlo un poco mas.

Espero haberos podido transmitir mis sensaciones en este lugar y lo hayáis disfrutado.

3 comentarios:

  1. Pues parece que acabo de viajar por el tiempo, y me he situado en todos esos rinconcitos que nos muestras y que nos describes tan bien, a cada detalle y con tanto embrujo; me ha encantado, y la última foto cabe resaltar que el fotógrafo también sale reflejado en el espejo, autentica foto.

    Como siempre inmejorable, precioso y entrañable. Besos!

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  2. Que fotos!! aquí la estamos compartiendo en familia, que rincones...la verdad es que cuando las ves y lees los comentarios te invita a ir del tirón sin pensártelo dos veces, es un lugar que me transmite paz y tranquilidad!!! Oleee ese grupo de viajeros sin duda... canela en rama...

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  3. Gracias por hacernos revivir un momento tan entrañable.Nosotros también deseamos volver con más tiempo, y por supuesto, en la mejor compañía, que sois vosotros. Besos

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