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miércoles, 14 de agosto de 2013

Santiago-Finisterre 13-08-13.

Aunque parezca que es un mal día, por lo de martes y trece, siempre es bueno para comentar en imágenes la última caminata, Santiago - Finisterre que hicimos el pasado mes de Julio y que es realmente el último tramo del antiguo Camino de Santiago antes de tener un sentido religioso. 
 
Llegamos a Santiago de Compostela el día 19 de Julio para empezar a caminar el día 20.
 

Se nota un poco que somos de Cádiz, no?






Por mas veces que la veamos, la fachada de la catedral siempre impresiona.


 
En el interior el Botafumeiro sorprendiendo a propios y extraños.
 
 
 
Y a descansar, un albergue privado limpio y moderno pero compartido con otros peregrinos. Toda una experiencia mas del camino a la que hay que acostumbrarse, porque forma parte de el.
 
 
 
Con la silueta de la catedral al fondo, comenzamos la primera etapa hacia Negreira ilusionados y acompañados de un nublado que se agradece.
 
 
 
Las Hortensias, un clásico de la flora gallega nos saludan con su insultante colorido.
 
 
  
Las señales de camino destacan en rincones y recodos del camino regalándonos estampas como esta, en la que son la única referencia de que no estamos en medio de la selva.   
 
 
 
 
Otro clásico del Camino de Santiago es el recorrido que hacemos atravesando pequeñas aldeas con un sabor auténticamente rural.
 
 
 
La verdad es que hay mil motivos para ir recreándonos en el paisaje e intentar retenerlo todo.
 
 
 
En este caso una construcción moderna pero totalmente integrada en el paisaje, nos regala esta imagen fresca y llamativa. 
 
 
 
Los esfuerzos tienen que tener una compensación y como no a mitad de camino hay que reponer.
 
 
 
Cerca del final de la etapa encontramos un lugar idílico en el que algunos se refrescaron por fuera.
 
 
 
 
 
Y otros lo hicimos por dentro.
 
 
Mi amigo Willy y yo, somos gemelos aunque nadie lo sepa.
 
 
 
Senderos y mas senderos, verde y mas verde, Galicia es especial como veis. Comenzamos la segunda etapa un poco doloridos del esfuerzo anterior pero disfrutando del paisaje, en este caso nos dirigimos a Vilaserío.
 
 
En estas zonas los Orreos son espectaculares, podríamos decir piedra sobre piedra vigilando el camino.
 
 
 
Un ratito de descanso junto a un lavadero común, que en algunos sitios se siguen usando.
 
 

 
Nuestra siguiente etapa nos lleva hasta Olveiroa, descubriéndonos otros rincones ya clásicos del camino, la iglesia, el cementerio y el cruceiro. 
 
 
 


A cuestas con nuestra mochila y nuestros recuerdos. El Camino de Santiago es un camino de esfuerzo, de reflexión, de sacrificio, de vivencias y de convivencia.

 
 
 
Y mas rincones impresionantes, como este que evocan un pensamiento sobre las vidas de las personas que en otro tiempo habitaron estas casas.
 
 
 
Y mas Orreos, estos quizás un poco mas modernos pero no menos interesantes.
 
 

La nueva etapa que nos lleva a Cee nos regala estas nieblas matinales muy de agradecer para mitigar el calor propio del mes en que estamos.
 
 
 
El tibio sol de la mañana nos descubre caminando montaña arriba y prolongando extrañamente nuestras siluetas.
 
 
 
Otro cruceiro del camino nos aboca a una suave pendiente que da un respiro  a nuestras doloridas piernas.
 
 
 
Y por fin divisamos el mar, a partir de aquí empezamos a bajar por un camino un poco abrupto que aunque parece fácil no hay que relajarse, porque un resbalón o una torcedura te pueden amargar el resto del camino.
 
 
 
Al fondo Corcuvión, un pueblo medieval y al final de la ría Cee, nuestro destino. 
 
 
 
El paisaje es espectacular, buen momento para admirarlo y sacarnos la piedrecilla del zapato que nos viene dando la lata.
 
 
 
Salimos de Cee y atravesamos Corcuvión camino de Finisterre.
 Hummmmm donde esta la flecha no la veo, seguro que es por aquí.
 
 
 
Atravesamos el camino medieval y subimos de nuevo entre vegetación salvaje.
 
 
 
Desde la altura ya divisamos Finisterre sumido en nieblas y a la derecha la playa de Langosteira
 
 
 
Irresistible inmortalizar el momento.
 
 
 
Lástima del día porque habríamos disfrutado mas de esta playa enorme y de las vistas de Finisterre.
 
 
 
Y por fin llegamos al kilómetro cero.
 
 
 
Es una manera de terminar y de empezar otra vez.
 
 
 
Momento para el recuerdo y la reflexión.
 
 
 
 
Como manda la tradición hay que quemar algo del camino, como símbolo de purificación.
 
 
 
Todos ante el fuego en el fin de la tierra conocida.
 
 
 
Y otra vez juntos para finalizar este camino, que como los de la propia vida se acaban y empiezan para cada uno de nosotros.
Espero que nos volvamos a reunir para seguir con esta experiencia inolvidable que es el Camino de Santiago, gracias a todos. 

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